Las inferiores consumaron su quinto ascenso consecutivo, en los últimos tres años, después de vencer en las tres categorías a Leandro N. Alem. Otra página de gloria que se escribe en el basquet Celeste.

Cuesta creer algunas cosas dentro del caluroso microestadio Alejandro Metz. Sin embargo, la incredulidad no soslaya la alegría de ver los resultados alcanzados, que se ve en cada rostro conocido que Sábado a Sábado se hace presente junto a los equipos de Temperley.
Cuesta creer que casi los mismos jugadores que hoy festejan el llegar al nivel 3A, debieron pasar las más penosas vergüenzas y soportar estrepitosos descensos hasta el nivel 6A.
Gran parte de esta impactante recuperación, que lleva sólo tres años, se debe a dos personas: Juan Veira y Daniel Remolina.
La mezcla de juventud y experiencia, la complementación perfecta entre la pasión por la defensa y el exhaustivo estudio del ataque, pero por sobre todas las cosas la confianza infundida en los jugadores, y la convicción de que el duro trabajo día a día da sus frutos, dejaron atrás las caras largas y empezaron a llenar de sonrisas y festejos a los chicos de las inferiores.
Hoy, otro nuevo logro se anota en el palmarés de los Gasoleros, con las victorias de Infantiles (72 a 37), Cadetes (79 a 65 ) y Juveniles (80 a 66) . Ya sin Remolina, quien dio un paso al costado por algunas discrepancias internas, pero con Tomás Cnochaert (jugador de Primera y campeón con Juveniles 2010) como asistente de Veira, manteniendo siempre la misma premisa: El trabajo día a día.
Cuesta creer, no obstante es real. El 2012 será testigo de un Celeste codeándose con los clubes importantes del basquet, y luchando por seguir subiendo, porque con ilusiones y trabajo, las inferiores no tienen tope y ningún incrédulo podrá frenarlas.