29 dic 2011
Terminado a el campeonato de Primera División, y con el “dale campeón” todavía sonando en los recovecos del Alejandro Metz, en Última Pelota realizamos la evaluación de rendimiento de cada uno de los jugadores del plantel.
Juan Pereyra: Comenzó el año como el tercer base del equipo, pero a base de buenos ingresos (sobre todo en defensa en los primeros partidos) le ganó la pulseada a Sebastián Tantos como recambio de Alejandro Eiguren. De ahí en más, todo fue crecimiento para el oriundo de Vera, Provincia de Santa Fe. Se soltó más en ataque y cada vez fue más necesario para el equipo. Sin duda, su actuación en el tercer encuentro de las semifinales y en la final terminó de coronar un año espectacular para Juan.
Eduardo Martin: Su condición de juvenil no le posibilitó muchos minutos en cancha. Sus primeros cotejos no fueron buenos, luego se amoldó al equipo.
Lucas Viva: El gran armador de este equipo. Si no fuera por él, la mayoría de los jugadores que arribaron este año no se hubieran vestido de celeste. En cuanto a su nivel dentro de la cancha: Arrancó el año como titular y en un nivel bueno, sin embargo no tuvo el mismo protagonismo que en la temporada pasada. Una lesión al final de la primera rueda de la primera etapa le hizo perder terreno, luego su nivel decayó y fue relegado al banco por el juvenil Julián Aguirre. No obstante desde ese lugar supo aprovechar sus oportunidades y hacer de sus minutos en cancha algo fructífero para el Gasolero.
Matías Fernández: El pivot más dominante de toda la competencia, no tuvo rival en ningún equipo. Su aporte fue creciendo a la par del avance del torneo. Goleador de la temporada, no tuvo dificultades en ninguna cancha para sumar abultados números (tanto en puntos como en rebotes). Desestimó ofertas de Torneos de nivel nacional para seguir en Temperley y eso es algo que se valora mucho.
Tomás Cnochaert: El único jugador surgido en el club. Con la misma entrega de siempre y una actitud (por no decir otra cosa) descomunal, de a poco se ganó su lugar y se convirtió en el jugador del pueblo celeste, que más de una vez coreó su nombre. Una lesión lumbar lo tuvo a maltraer en la segunda mitad, pero se recupero para los Playoffs, manteniendo la misma actitud y siempre tuvo aportes importantes.
Julián Aguirre: Llegó de Lanús y no sólo se hizo cargo de comandar a los Juveniles, sino que también se afianzó como titular en el elenco mayor. Su sangre fría a la hora de anotar en momentos calientes (sobre todo de triple) y una habilidad envidiable, lo convirtieron en un jugador imprescindible para el conjunto dirigido por Mariano Nóbile. Los dos últimos partidos de las semifinales no fueron sus mejores actuaciones, sin embargo se reivindicó en la final con 18 puntos.
Sergio Pallavicini: La Chola es de esos jugadores que todo equipo campeón tiene que tener: Con muy buenas condiciones para jugar, que no se luce tanto para la gente, pero que tiene un aporte silencioso determinante, el famoso encargado del trabajo sucio. Su experiencia bajo los aros y su buen manejo grupal fueron muy necesarios en este grupo. Quizás fue menos ofensivo que otras temporadas (lleva 4 en el Club) y no dejó ver sus condiciones en esta faceta, pero, en la defensiva, supo aprovechar sus mañas para sacar provecho en cada situación y sacar del juego a más de un rival. Su juego al límite del reglamento también lo llevó a una suspensión por parte de la Federación. No obstante Sergio siguió manteniendo su forma de jugar característica y fue necesario para la obtención del ascenso.
Rodrigo Gonzalez: No jugó mucho. Sus primeras actuaciones no estuvieron a la altura del resto. Con el paso de los partidos encontró sus pequeños aportes, sobre todo en defensa y reboteando.
Alejandro Eiguren: El MVP de la temporada. El mejor base de todo Capital, fue comandante del conjunto, pese a su corta edad. Manejó los hilos en todos los cotejos y tuvo el temple necesario para definir más de un partido con la bola en sus manos (Se recuerda su tiro final en la visita a San Lorenzo). En la segunda mitad del año tomó más protagonismo, junto con Fernández, y concentró muchos más juego ofensivo en él, anotando grandes cifras encuentro tras encuentro.
Jugó las Semis con mucho dolor e infiltrado, poniendo todo lo que tenía de sí y sudando hasta la última gota, algo que fue reconocido con la red de la final.
Marcelo Villani: Su arranque fue explosivo, mucha potencia bajo el aro y un muy bueno juego de piernas de frente al aro, en la zona pintada, le dieron a Marcelo la posibilidad de sumar varios puntos en su cuenta personal. Luego, la Osteocondritis que lo aqueja, lo privó de jugar bastante tiempo. No obstante se recuperó para la recta final y de a poco recobró su nivel en gran medida, aportando para las victorias Gasoleras.
Javier Madero: El gran capitán de este equipo. Si tenemos que hablar de su ascendencia en el grupo, deberíamos dedicar una nota entera. Sin duda la elección del entrenador Nóbile fue acertada.
No sólo jugo dentro de la cancha, sino que también fuera de ella, estando en cada detalle.
En cuanto al básquet, tuvo un aporte muy bueno en la primera mitad, pero iniciada la segunda su nivel cayó. Le costó recuperarlo, pero lo consiguió en el momento adecuado. Su triple en el último cuarto del tercer partido de Semifinales fue la firma que faltaba para decretar el ascenso y desatar la locura de la hinchada.
Fernando Cartabbia: Tampoco gozó de mucho tiempo en cancha, no obstante, El Gato, siempre aportó con su mano privilegiada a la hora de marcar de tres puntos
Lucas Natale: No estuvo inscripto en la lista de buena fe, no jugó un sólo minuto en el torneo oficial, sin embargo entrenó a la par de todos y fue muy importante para el grupo humano
Lucas Fones: El categoría Juvenil jugó poco, pero siempre estuvo dispuesto a estar en el banco y responder en el caso necesario.
